Este martes se cumple un año de la mayor incertidumbre de la historia reciente en el mundo y quizás la época en la que los abrazos entre familiares y amigos desaparecieron.
El 17 de noviembre de 2019, según el periódico South China Morning Post, de Hong Kong, fue detectado el primer caso de Coronavirus.
El paciente cero, de acuerdo con los datos oficiales, fue un hombre de 55 años, residente de la provincia de Hubei, en China. Hasta ayer, el virus provocó 50,3 millones de contagios y al menos 1,3 millones de muertes en el mundo, según la Universidad Johns Hopkins.
Desde entonces el virus se expandió, al punto de que el 23 de enero el régimen chino decidió poner en cuarentena a la ciudad de Wuhan, de 11 millones de habitantes y donde se originó el virus, con el objetivo de mitigar el contagio y tener la ciudad controlada.
De China al mundo
En vuelos, el virus llegó a todos los continentes. En América y Europa fue detectado en febrero.
Augusto Galán, director del observatorio Así vamos en salud, señala que la medida de la restricción fue vista por el mundo como muy estricta y rígida. “Se tuvo mucho escepticismo, hasta se dijo que las medidas de China eran muy drásticas, draconianas, pero se empezó a dimensionar con lo que pasó en Italia, ahí fue cuando se encendieron las alertas”, señala Galán.
Y cómo no, si Italia sufrió la inclemencia y severidad del virus, al punto de ver su sistema hospitalario colapsado, pese a que el primer caso del virus en Europa fue reportado por Francia, tratándose de un hombre de 80 años, quien llegó de la provincia de Hubei y falleció el 15 de febrero.
En Suramérica fue detectado el virus el 21 de febrero, en Brasil. Un hombre de 61 años, quien había estado en la región de Lombardía, en el norte de Italia, reportó síntomas.
En Colombia, según el reporte del Instituto Nacional de Salud (INS), el virus fue detectado el 6 de marzo. Hasta hoy, se cuentan 1.211.128 contagios y 34.381 decesos.
Un primer aprendizaje que deja la pandemia, tanto desde salud como desde la acción de los gobiernos, pasa por escuchar a la ciencia, a los investigadores.
Así lo dice Galán, quien destaca que los científicos ya lo habían dicho, e incluso siguen advirtiendo que esto puede volver a ocurrir. “Y las razones no son porque sea una venganza de la naturaleza, sino porque el ser humano se está entrometiendo con ecosistemas que no debería, y los está alterando, modificando su entorno biológico”.
Declarada la pandemia
El Sars-CoV-2, mejor conocido como la COVID-19 o el Coronavirus, fue declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como pandemia el 11 de marzo.
En palabras del director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, esto significaba que la epidemia se había extendido por varios países, continentes o todo el mundo, y que afectaba ya a un gran número de personas.
Sobre los efectos del virus en un año, Jessica Giraldo Castrillón, epidemióloga y docente de la Universidad CES, apunta que, más allá de la expansión del virus, hay que destacar los avances científicos que permitieron generar curvas de aprendizaje en los profesionales de la salud.
“Esta pandemia refleja la dificultad que tenemos para atender la salud pública en muchos países, la inequidad y la precariedad de algunos habitantes”, expresa la especialista. Su mensaje no es alejado de la realidad.
Por ejemplo, según el Dane, los estratos 1 y 2 concentran el 67,6 % de los fallecimientos en Colombia por coronavirus, teniendo en cuenta el análisis realizado entre el 2 de marzo y el 4 de octubre pasado. Frente a esto, explica Galán, la relación también se da porque hay una mayor proporción de la población ubicada en esos estratos.
Sin embargo, no deja de ser una realidad que las desigualdades e inequidades sociales siguen siendo un punto de quiebre en materia de salud, pese a que en el país hay una cobertura casi del 98 %, según el Ministerio de Salud. (ver La economía, otra clave en pandemia).
Los analistas consideran que hay dificultades como no tener aseguramiento, estar más lejos de hospitales o simplemente priorizar ir al trabajo que al médico, por no tener un sustento garantizado.
Galán agrega que ante riesgos comunes, el impacto de estos difiere en las condiciones socioeconómicas de los grupos poblacionales.
“En América Latina se ve mucho más, pues concentra el 46 % de los casos y el 54 % de los decesos, pese a que tiene apenas el 8 % de la población”.
Frente a esto, vale la pena recordar la encuesta de la OMS publicada a finales de agosto, en la que la gran conclusión fue que el 90 % de los países sufrió interrupciones en los servicios de salud esenciales durante la pandemia.
“El estudio arroja luz sobre las deficiencias de nuestros sistemas de salud, pero también sirve para fundamentar nuevas estrategias con las que mejorar la prestación de atención de la salud durante la pandemia y después de ella”, aseguró el director de la OMS en ese momento, destacando que es una dificultad generalizada en todos los países.
Otro punto a destacar de esa encuesta es que solo en el 14 % de las naciones eliminaron las tarifas a los usuarios para acceder a los servicios de salud, “algo que la OMS recomienda para compensar las dificultades financieras”.
Evolución y aprendizaje
Carlos Álvarez, infectólogo y designado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para coordinar los estudios clínicos en medio de la pandemia en Colombia, recuerda que el virus en el país no ha tenido un comportamiento homogéneo en el territorio.
Por el contrario, se ha registrado en picos por ciudades, como el que se dio entre abril y mayo en Amazonas, que luego se fue trasladando a ciudades como Barranquilla, Bogotá, Cali y Medellín.
Recuerda que la cuarentena que se inició el 25 de marzo, además de quitarle velocidad al contagio del virus, sirvió para que el sistema de salud se preparara, al punto de pasar de 5.436 camas de Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) el 24 de febrero pasado, a las 11.090 registradas en la actualidad.
Álvarez agrega que “la humanidad no estaba preparada” para vivir una pandemia como esta, lo que llevó a la sociedad a aprender “de la fragilidad que se tiene en diferentes ámbitos”.
La pandemia, dice el especialista, “nos demostró que en el sistema de salud, de manera mancomunada, se logró aumentar una capacidad de pruebas diagnósticas, llevando la detección a todas las regiones”.
En Colombia se pasó de solo analizarlas en Bogotá a procesar hasta 55.991 pruebas en 144 laboratorios del país, según el INS.
Otros efectos y desafíos
Álvarez destaca que en general hay aspectos positivos, como los protocolos de bioseguridad adaptados por las empresas, escuelas y comercios.
Agrega que “los medios de comunicación han jugado un papel clave en pedagogía, lo que contrasta con la epidemia de desinformación de redes sociales”.
Desde lo social, dice que se han “repensado” los valores, especialmente en el uso del tapabocas y el lavado de manos, “que ojalá se queden para siempre”. Pese a esto, Carlos Charry, doctor en Sociología y docente de la Universidad del Rosario, destaca que aún es complejo evaluar las estrategias, pues el país sigue reportando cada día en promedio entre seis y nueve mil casos diarios. (ver ¿Y la ciudadanía que aprendió?).
Álvarez, con una mirada menos positiva, se enfoca en la realidad que vive el personal de salud, especialmente con el estigma que padecen por trabajar en medio del coronavirus. “Hay quienes los han atacado y no comprendieron el papel que ellos cumplen”, asegura.
Tanto Giraldo Castrillón como Galán coinciden en que esta pandemia también deja un mensaje en torno a tener una “visión más global” de la salud pública, de cara a encontrar respuestas a través de un trabajo conjunto, que permita romper las barreras impuestas por las fronteras.
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Por: Colprensa
TOMADO DE: Vanguardia.com
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