Millones de niños y adolescentes estadounidenses dieron positivo en la prueba de SARS-CoV-2, el virus que provoca el COVID-19. Afortunadamente, tuvieron menos probabilidad que los adultos de presentar casos graves de la enfermedad. Sin embargo, a pesar de que hayan tenido pocos o ningún síntoma, los niños pueden desarrollar algunas otras afecciones después de la infección causante del COVID-19. Algunas son menores y pueden desaparecer solas. Otras son más graves y pueden necesitar tratamiento.
Si su hijo da positivo en la prueba de COVID-19, hable con su pediatra sobre cómo estar atento a los síntomas persistentes o nuevos, y qué hacer si observa alguno. Su pediatra también puede brindarle orientación para que su hijo retome de manera segura las actividades, como la escuela, los deportes, campamentos, trabajos y actividades de voluntariado.
Síntomas y afecciones que pueden presentar los niños después del COVID-19
- Problemas respiratorios. Dado que el COVID-19 afecta con mayor frecuencia a los pulmones, los síntomas respiratorios duraderos son comunes. Estos pueden incluir dolor en el pecho, tos y más dificultad para respirar durante el ejercicio. Algunos de estos síntomas pueden durar tres meses o más. Es posible que los niños de 6 años o más con síntomas persistentes necesiten pruebas de función pulmonar. Es posible que los niños con problemas respiratorios inducidos por el ejercicio que no desaparecen necesiten pruebas cardíacas para descartar complicaciones como los coágulos sanguíneos.
- Problemas cardíacos. La miocarditis, una inflamación del músculo cardíaco, puede aparecer después del COVID-19 (y, en casos extremadamente raros, después de recibir vacunas de ARNm). Un estudio de pacientes adultos que se recuperaron recientemente de COVID-19 sugirió que el 60% de ellos tuvo miocarditis, independientemente de lo graves que hayan sido sus síntomas de COVID durante la infección. Los síntomas de miocarditis pueden incluir dolor en el pecho, falta de aliento, latidos irregulares y fatiga. Los niños y adolescentes que tuvieron síntomas moderados o graves en los últimos seis meses deben recibir un examen exhaustivo, que incluye pruebas cardíacas, antes de regresar a la escuela o a las actividades deportivas.
- Olfato y gusto. Uno de cada cuatro niños y adolescentes de 10 a 19 años que tuvieron COVID experimentan cambios en el sentido del olfato y del gusto. Esto puede tener un efecto negativo en sus hábitos alimenticios y su estado de ánimo. También puede impedirles sentir olores peligrosos. Estos síntomas generalmente desaparecen en varias semanas. Cuando esto no sucede, el médico de su hijo puede recomendar pasos para evaluar o ayudar a reentrenar esos sentidos.
- Problemas de desarrollo. La enfermedad COVID-19 activa puede afectar el sistema nervioso y, en casos poco comunes, producir accidente cerebrovascular o encefalitis (hinchazón del cerebro). Los niños que tuvieron COVID-19 pueden experimentar cambios imperceptibles en la atención, el habla, el trabajo escolar, el movimiento y el estado de ánimo. Su pediatra puede referirlo a un seguimiento con un especialista en neurodesarrollo, un patólogo del habla o terapeutas físicos u ocupacionales.
- Fatiga mental. La disfunción cognitiva, como pensamientos, concentración o memoria “nublados”, es una dolencia frecuente en adultos que tuvieron COVID-19. Los niños y adolescentes pueden tener síntomas similares. Su hijo puede parecer más olvidadizo o tener dificultad para prestar atención. Puede estar más lento para leer y necesitar más repetición y descansos en el aprendizaje. Asegúrese de que duerma lo suficiente y ayúdele a manejar el estrés, que puede empeorar estos síntomas. Si la fatiga mental posterior al COVID no mejora o interfieren en las actividades diarias, su hijo puede beneficiarse de un tratamiento y un plan de recuperación en equipo.
- Fatiga física. Después de la infección por SARS-CoV-2, es posible que los niños y adolescentes se cansen más fácilmente y tengan menos resistencia física, incluso si no tuvieron síntomas cardíacos o pulmonares por el virus. Esto generalmente mejora con el tiempo. Su pediatra puede recomendarle un aumento gradual de la actividad física. Si esto no mejora los síntomas, puede recomendarle una visita a un fisioterapeuta u otro especialista.
- Dolores de cabeza. El dolor de cabeza es un síntoma común durante la infección por SARS-CoV-2. Dormir lo suficiente, beber abundante agua, comer comidas regulares y manejar el estrés pueden ayudar. Si los dolores de cabeza son lo suficientemente duraderos y graves, es posible que el médico de su hijo recomiende medicamentos preventivos.
- Salud mental y conductual. Tener COVID-19 puede afectar la salud mental de un niño. Para niños con enfermedad mental/conductual existente, las circunstancias que rodean al COVID-19 (hospitalización, aislamiento, ausencia de las actividades escolares) también pueden empeorar los síntomas. Su pediatra puede revisar a su hijo para detectar signos de depresión, ansiedad y otras inquietudes de salud mental, e indicarle si su hijo pudiera necesitar más apoyo.
- El síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C) es una complicación poco común que, en general, se produce entre las dos y cuatro semanas después de la infección por SARS-CoV-2. Hable con su pediatra si su hijo tiene síntomas como fiebre sin una causa evidente después de tener COVID-19 o estar expuesto a alguien que tuvo la enfermedad. El MIS-C puede empeorar rápidamente, y los niños que presentan esta afección deben recibir atención en una unidad de cuidados intensivos pediátrica (PICU) siempre que sea posible.
- El síndrome pos-COVID-19 o COVID de larga duración es un término general que abarca síntomas de salud física y mental que experimentan algunos pacientes cuatro o más semanas después de la infección por SARS-CoV-2. Ningún análisis de laboratorio específico puede diferenciar el “síndrome pos-COVID-19” de otras afecciones. Durante las primeras cuatro a 12 semanas después de la enfermedad, lo mejor suele ser enfocarse principalmente en llevar un estilo de vida saludable para ayudar a mejorar los síntomas. Si los síntomas duran más de tres meses, el médico de su hijo puede recomendar pruebas adicionales y posiblemente derivarlo a una clínica multidisciplinaria especializada en pos-COVID-19.
Recuerde
Todos los niños y adolescentes deben recibir la vacunación completa contra el COVID-19 tan pronto como sean elegibles para prevenir la infección por SARS-CoV-2. Si su hijo tiene un resultado positivo en la prueba de COVID-19, hable con su pediatra sobre las posibles inquietudes, cómo resolverlas y las maneras de ayudar a su hijo a retomar sus actividades normales en forma segura..
- Fuente: American Academy of Pediatrics (Copyright © 2021)
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