Una explosión en la financiación ha dado lugar a avances en áreas como la medicina genética, el microbioma intestinal, los biomarcadores y más.
La enfermedad de Parkinson afecta a alrededor de un millón de personas en el país y se registran 60,000 casos nuevos cada año. Durante las tres décadas posteriores al diagnóstico de Michael J. Fox, el Parkinson ha sido la enfermedad cerebral de más rápido crecimiento, solo la enfermedad de Alzheimer afecta a más personas. Los médicos describen esta enfermedad como un trastorno neurodegenerativo.
“Esencialmente, las células cerebrales se empiezan a morir”, explica el Dr. Michael Okun, asesor médico nacional de la Parkinson’s Foundation y jefe de Neurología de University of Florida Health. Con el tiempo, las neuronas del cerebro que controlan el movimiento y el estado de ánimo se degeneran. Es por esta razón que tanto la discapacidad física como la depresión son características de la enfermedad. Las causas de la enfermedad de Parkinson son aún un misterio, indica Okun.
Es posible que alrededor del 15% de la población tenga una mutación genética que la pone en riesgo de desarrollar la enfermedad. También desempeñan un papel las lesiones de la cabeza o la exposición a ciertas toxinas ambientales.
Entre los primeros síntomas de la enfermedad se hallan la disminución del sentido del olfato, el estreñimiento recurrente y los problemas del sueño. A medida que las neuronas cerebrales sufren degeneración, los pacientes desarrollan dificultad para caminar y problemas de equilibrio; entre el 70 y el 80% también exhiben temblores.
Los síntomas psicológicos incluyen ansiedad, cambios cognitivos (como los déficits de memoria y atención, y disminución de la capacidad de control de los impulsos) y trastornos del sueño. A pesar de que el Parkinson no se considera una enfermedad fatal, aumenta el riesgo de problemas que amenazan la vida, como las caídas y las fracturas; y también aumenta la probabilidad de contraer neumonía (hay peligro de que los pacientes aspiren la comida, lo que significa que la comida “se va por el camino equivocado” y puede provocar una infección en los pulmones). Durante la mayor parte de nuestras vidas, se avanzó poco en comprender y tratar la enfermedad de Parkinson. Pero eso ha cambiado en los últimos años, gracias a un aumento en la disponibilidad de fondos para la investigación.
La Michael J. Fox Foundation (en inglés) ha contribuido más de $1,000 millones desde su fundación en el año 2000; los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) dedicaron $242 millones a esta enfermedad solo en el 2020. “Hemos dado un giro definitivo”, señala Haydeh Payami, profesora de Neurología y Genética de la Facultad de Medicina de University of Alabama, en Birmingham. Continúa leyendo para ponerte al tanto de los últimos avances.
Ejercicio cardiovascular de alta intensidad
En el 2018, un ensayo clínico (en inglés) mostró que el ejercicio de alta intensidad en la caminadora tres veces por semana disminuyó de manera significativa la evolución de la enfermedad de Parkinson durante un periodo de seis meses. Ahora se recomienda el ejercicio de alta intensidad para los pacientes, junto con el entrenamiento de fortalecimiento muscular y los ejercicios de postura y equilibrio. “Cuando tienes la enfermedad, te mueves con más lentitud, tienes temblores, te sientes rígido, tienes reflejos posturales anómalos. El ejercicio ayuda con todo eso”, explica Daniel Corcos, profesor de Northwestern University e investigador en el ensayo clínico. (En la actualidad, los investigadores buscan pacientes con la enfermedad para que participen en un ensayo clínico de seguimiento a fin de descubrir qué nivel de intensidad es el más eficaz. Visita sparx3pd.com —en inglés— para obtener más información).
Medicina genética personalizada
La investigación ha experimentado un gran auge durante la última década, ya que los avances tecnológicos facilitan mucho la generación y el análisis de datos genéticos. “Tardé tres años en terminar mi tesis doctoral. Hoy en día, es probable que puedas hacer toda esa investigación en una sola tarde”, señala Andrew Singleton, neurogenetista de los NIH y ganador del premio Robert A. Pritzker del 2019 otorgado por la Fox Foundation. Ahora se sospecha que decenas de fallos genéticos son responsables del desarrollo de la enfermedad de Parkinson. Visita clinicaltrials.gov (en inglés) o usa la herramienta de búsqueda Fox Trial Finder (en inglés), de la Fox Foundation, para hallar ensayos clínicos de medicamentos que se centran en los genes.
El microbioma intestinal
Los estudios recientes identifican un posible vínculo entre la enfermedad de Parkinson y el desequilibrio de las bacterias en el tubo digestivo. En específico, el laboratorio de Payami ha descubierto (en inglés) que dos ingredientes comunes en los probióticos de venta libre están sobrerrepresentados en el intestino de las personas que padecen esta enfermedad. “Me preocupan las personas con Parkinson que se automedican con los probióticos”, dice. Los estudios también pusieron de manifiesto (en inglés) que una bacteria peligrosa llamada H. pylori (Helicobacter pylori) puede interferir con la absorción de levodopa, el principal medicamento que se usa para tratar la enfermedad. Los análisis para detectar H. pylori a menudo se hacen en el consultorio del médico.
Detección de biomarcadores
Un enorme estudio observacional, titulado Parkinson’s Progression Markers Initiative (PPMI), (en inglés) intenta precisar las primeras señales de la enfermedad al monitorear los síntomas que a veces la preceden, como la pérdida del sentido del olfato. El estudio tiene como objetivo inscribir hasta 4,000 participantes en persona a nivel internacional, y hasta 500,000 más en línea, para identificar marcadores biológicos que ayuden en el desarrollo de nuevos tratamientos.
Dispositivos inteligentes de estimulación cerebral profunda
Los dispositivos de estimulación cerebral profunda con implantación quirúrgica utilizan impulsos eléctricos para mejorar los síntomas como los temblores y la rigidez. Pero no es posible monitorear estos dispositivos de manera directa y, por lo tanto, los resultados se miden en base a los informes subjetivos de los pacientes. En el 2020, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) aprobó el nuevo dispositivo estimulador de Medtronic con la tecnología BrainSense, que es capaz de detectar y registrar las señales eléctricas del cerebro. El ensayo clínico ADAPT-PD (en inglés) de la empresa, está realizando pruebas en la actualidad para comprobar si las grabaciones de BrainSense pueden utilizarse para ajustar la estimulación de manera automática.
por: Jacqueline Detwiler-George, AARP
Tomado de: aarp.org/
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