Los investigadores están estudiando los efectos que esa tecnología podría tener en el cerebro y la demencia.
Imagina que te colocas un casco de alta tecnología y te acuestas en la máquina que toma imágenes por resonancia magnética. A continuación, unas microburbujas comienzan a saltar en tus vasos sanguíneos y se envían ondas de ultrasonido a tu cerebro. Y luego, cuando te vas, tienes menos síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
Podría parecer algo sacado directamente de una película de ciencia ficción, pero no lo es. Lo que se conoce como tecnología de ecografía concentrada es solo una de las muchas avenidas que los científicos están explorando en la búsqueda constante de un tratamiento para el tipo más común de demencia.
“Tenemos que explorar realmente y ser audaces en términos de cómo encaramos el mal de Alzheimer, porque la enfermedad no va a desaparecer, está en aumento”, dice el Dr. Ali Rezai, médico neurocirujano, presidente ejecutivo del Rockefeller Neuroscience Institute en West Virginia University e investigador líder en la materia.
Efectivamente, se anticipa que la cantidad de personas con demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer, aumentará casi el triple en todo el mundo para el 2050, según la predicción de un nuevo estudio (en inglés) publicado en The Lancet. Los casos en Estados Unidos podrían aumentar de casi 5.3 millones (según una estadística del 2019) a alrededor de 10.5 millones en el mismo periodo.
Mientras tanto, no se han descubierto tratamientos realmente eficaces contra la enfermedad. Muchos ensayos clínicos de fármacos creados para detener o reducir el avance de la enfermedad —no solo aliviar los síntomas— han fracasado o no han demostrado aportar beneficios para los pacientes, lo que hizo que los investigadores ampliaran el campo de exploración e incluyeran una gama más variada de tecnologías y objetivos que podrían ayudar a resolver el dilema de la demencia.
“Por cierto, estamos manteniendo abiertas todas las opciones en el terreno”, dice el Dr. Ronald Petersen, quien es experto en Alzheimer y director del Alzheimer’s Disease Research Center en Mayo Clinic, pero no participa en la investigación de la ecografía concentrada. “Porque los tratamientos no van a crear una solución milagrosa para el mal de Alzheimer”.
¿Cómo puede ayudar el ultrasonido?
La investigación está recién en sus inicios, pero hasta el momento los estudios (en inglés) indican que las ondas de ultrasonido de baja intensidad que se enfocan en regiones específicas del cerebro pueden abrir en forma segura la barrera hematoencefálica, una especie de barricada que evita que las toxinas, los gérmenes y otras sustancias que se encuentran en el torrente sanguíneo ingresen al tejido cerebral. Y la apertura temporal de la barrera en las áreas del cerebro que están asociadas con la enfermedad de Alzheimer podría darles a los investigadores una nueva manera de administrar fármacos y terapéuticas directamente en la fuente.
“La mayoría de las cosas que son verdaderamente de vanguardia e interesantes, como las terapias génicas o celulares, requieren que los genes o las células se inyecten directamente en el cerebro”, dice el Dr. Michael Kaplitt, médico neurocirujano y vicepresidente de investigaciones en Weill Cornell Medicine, quien ha trabajado con Rezai en la investigación de la ecografía concentrada. “¿Qué sucedería si pudiéramos hacer eso sin tener que hacer una operación de cerebro?”.
También es posible que abrir la barrera hematoencefálica sea útil por sí mismo, si bien es necesario investigar más. Rezai, Kaplitt y un equipo de investigadores hallaron que los participantes en el ensayo clínico que estaban en las etapas iniciales de la enfermedad de Alzheimer experimentaron una modesta reducción de las placas beta-amiloides (en inglés), las acumulaciones de proteínas que se apelmazan e interfieren en la comunicación entre las neuronas y que son una de las señales características de la enfermedad de Alzheimer.
“Si eso será suficiente para ayudar al paciente en el largo plazo es algo que aún no sé. Eso es lo que todavía estamos probando”, dice Kaplitt. Los científicos también continúan estudiando si al extraer las placas amiloides los pacientes de Alzheimer experimentan una mejoría en los síntomas.
No está claro por qué el abrir la barrera hematoencefálica podría causar una reducción en las placas amiloides, pero una teoría es que al hacerlo se activa el sistema del cerebro que es responsable de limpiar los desechos. Otra idea: el ultrasonido mismo podría romper las placas “en un complejo proteínico más pequeño y más soluble que puede eliminarse con mayor facilidad”, postula Rezai. Cualquiera que sea el mecanismo, los investigadores “no han encontrado ningún empeoramiento cognitivo o conductual importante” entre los participantes del ensayo clínico después de varios procedimientos, dice Rezai. Algunos pacientes han reportado cambios positivos. AARP reseñó el caso de uno de ellos en el 2019.
Los cambios en el estilo de vida podrían reducir el riesgo de Alzheimer
La investigación no se concentra solo en los tratamientos. Estamos aprendiendo más sobre el modo en que los hábitos diarios pueden ayudar a reducir los riesgos de demencia. Estas son diez conductas que podrían beneficiar al cerebro:
- Hacer ejercicio físico regularmente
- Seguir una dieta saludable para el corazón
- Tener conexiones sociales sólidas
- Controlar la presión arterial elevada
- No fumar
- Dormir lo suficiente
- Mantener la mente activa
- Tratar los problemas de audición
- Cuidar la salud mental
- Controlar el nivel de azúcar en la sangre
Fuente: Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos
¿Cómo actúa? Abriendo “pequeños orificios” en la barrera
Primero, es bueno recordar que la ecografía concentrada no es nueva en el mundo de la medicina: actualmente se emplea para tratar los síntomas de otras enfermedades neurodegenerativas, tales como el temblor esencial y el mal de Parkinson. La técnica experimental que se está explorando en los ensayos clínicos para la enfermedad de Alzheimer, sin embargo, es diferente. (También es diferente de los procedimientos de ecografías más rutinarias que permiten, por ejemplo, que los futuros padres vean a su bebé en desarrollo o que los médicos vean la acción de bombeo del corazón).
El casco de alta tecnología en el que se basa la investigación sobre la enfermedad de Alzheimer se conecta a un sistema de imágenes por resonancia magnética. El casco, que contiene más de 1,000 contactos que emiten ondas de ultrasonido de baja intensidad en las áreas específicas designadas en el cerebro, se coloca en la cabeza del paciente; luego, se inyectan burbujas microscópicas en el torrente sanguíneo del paciente. Estas burbujas, que se usan en otros procedimientos de obtención de imágenes, tienen el aspecto de un líquido relativamente claro, dice Kaplitt, y no generan ninguna sensación en el paciente.
Cuando las pequeñas burbujas se encuentran con la energía del ultrasonido, comienzan a desplazarse y rebotar en ese punto específico y “literalmente crean orificios en esta barrera hematoencefálica”, explica Kaplitt, lo que hace que la barrera se abra en el punto elegido sin perturbar otras áreas del cerebro. En 24 horas, la barrera se vuelve a cerrar. Y hasta el momento no se han reportado eventos adversos entre los pacientes que se han sometido a este procedimiento desde que comenzó la investigación, hace ya algunos años.
“Creo que lo más importante que hemos mostrado es que esto parece ser muy seguro y bien tolerado”, dice Kaplitt.
El lugar del tratamiento en el futuro de la medicina
Rezai y Kaplitt no son los únicos investigadores que están explorando la ecografía concentrada para tratar la enfermedad de Alzheimer. Algunas otras instituciones de Estados Unidos están estudiando el método y también se está investigando en Canadá. Al mismo tiempo, los científicos están explorando numerosas tecnologías, objetivos y terapias que podrían potencialmente albergar la solución —o al menos, parte de una solución— para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. “Lo más probable es que sea una combinación de tratamientos lo que realmente resulte eficaz para eludir algo del deterioro cognitivo asociado con la edad”, dice Petersen, de Mayo Clinic.
No está claro si el ultrasonido podrá incluirse en esa combinación, pero Rezai es optimista de que desempeñará un papel en la forma en que se tratarán las enfermedades del cerebro en el futuro. “Abre una gama totalmente nueva de oportunidades para que exploremos los médicos y científicos, no solo para la enfermedad de Alzheimer, sino también para otros trastornos neurológicos”, dice.
Rachel Nania escribe sobre atención médica y políticas de salud para AARP. Anteriormente fue reportera y editora de WTOP Radio en Washington, D.C. Recibió un Premio Gracie y un Premio Regional Edward R. Murrow, y también participó en un programa sobre demencia con la National Press Foundation.
Por: Rachel Nania
Tomado de: https://www.aarp.org/
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