La Navidad es posiblemente la época del año con mayor carga emocional. Las emociones que genera la Navidad y el cambio de año son variadas y, muchas veces, contradictorias. Sentimos desde ilusión y alegría hasta tristeza y añoranza. Son muchas las reuniones sociales y familiares que nos pueden hacer tanto disfrutar como reencontrarnos con seres queridos. Estas mismas reuniones nos llevan a cometer excesos, ya sea comiendo, bebiendo o trasnochando. Otras veces, las reuniones nos traen al recuerdo de manera especial personas que ya no están, a las que tanto hemos echado de menos el resto del año.
Todas estas intensas emociones tienen lugar en un periodo de tiempo de tan solo dos semanas. Aunque a muchas personas se les pueden hacer muy largas, para la mayoría las Navidades pasan muy deprisa. Para los primeros puede resultar un alivio ver que ya han terminado; mientras que para los segundos hubieran deseado que se prolongara otras dos semanas más.
Emociones y sentimientos de la Navidad
Ilusión
La ilusión es la palabra que mejor define la cara de los niños cuando ven una imagen de Papá Noël, abren un regalo que les han traído los Reyes o pasean con sus abuelos por las calles iluminadas con los colores de la Navidad. Los niños son capaces de contagiar esa ilusión a todos los adultos que los rodean.
¿Puede producir la Navidad un síndrome post-vacacional o post-Navidad?
Volver al trabajo, a la universidad, al colegio o a las tareas domésticas tras haber enlazado tres puentes consecutivos y haber disfrutado de algún día de vacaciones, es duro para cualquiera. Sin embargo, la vuelta a la rutina desde las vacaciones de Navidad es distinta a la vuelta desde las vacaciones veraniegas.
No sé si os pasa, pero yo veo a la gente volver al trabajo después de las navidades con más ganas que después de haber estado dos semanas en la playa o viajando. Seguramente, sean varios los factores que afecten a esta distinta forma de afrontar una y otra vuelta. También ayuda que todos hayamos disfrutado del mismo tipo de fiestas en el mismo periodo.
Por qué las personas vuelven con más ganas al trabajo después de la Navidad
Si hemos hablado antes de las emociones y de los sentimientos asociados a la Navidad, no ha sido en vano. La gran carga emocional que acompaña a la Navidad nos hace, en muchos casos, desear volver a la rutina y “relajar“ todas esas emociones que han surgido.
La Navidad coincide con el cambio de año. Con cada nuevo año, las personas nos establecemos unos objetivos y unos propósitos. Durante las Navidades nos solemos permitir los últimos caprichos antes de comenzar con esas nuevas promesas. Nos damos comilonas copiosas, comemos muchos dulces, hacemos menos ejercicio físico, nos levantamos tarde… Terminamos las Navidades pensando: “Ya basta. Voy a empezar a hacer las cosas bien“. La culpa por todos estos excesos nos ayuda a prepararnos para la vuelta a la rutina.
Durante las Navidades podemos tomar conciencia de los días que llevamos disfrutados de vacaciones y de los que quedan. Tres acontecimientos marcan el comienzo, el intermedio y el fin (cada uno con su propia idiosincrasia): Nochebuena, Nochevieja y Reyes. Cada gran día de fiesta nos ayuda a ser conscientes de que el día 7 de enero tenemos que volver a la rutina.
Estos son los motivos que he encontrado para explicar por qué volvemos con más ganas al trabajo después de la Navidad que después de las vacaciones de verano. ¿Cuáles son los tuyos?
Por: DAVID LOPEZ GOMEZ
Tomado de: www.menteamente.com
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