El pasado sábado 7 de agosto tres trabajadores de la salud, dos mujeres y un hombre, fueron secuestrados por aproximadamente tres horas por varios sujetos que los amordazaron y amenazaron. Los hechos ocurrieron en el corregimiento de Juan Mina después de que los trabajadores se dirigieran hasta ese lugar bajo la falsa idea de ir a tomar unas pruebas de Covid-19 que habían solicitado.
Al llegar al lugar, cuatro personas sin identificar retuvieron a los empleados sanitarios con la finalidad de exigir una suma a cambio de su libertad. “Tras amordazarlos en una zona enmontada, los delincuentes grabaron un vídeo de las víctimas y las enviaron a sus familiares a quienes les exigieron 70 millones de pesos por la liberación”, afirmó la Policía Metropolitana de Barranquilla al iniciar con la investigación.
Casi de inmediato los familiares de las víctimas hicieron la respectiva denuncia ante las autoridades. Se llevó a cabo una negociación controlada con los delincuentes para poder ganar tiempo mientras que el Gaula de la Policía planeaba un operativo para el rescate.
Pocas horas después se dio con el paradero de las víctimas en una trocha cerca a la Circunvalar de la Prosperidad en Juan Mina. Con drones la policía rastreó el recorrido de los trabajadores y llegó hasta el punto en el que estaban privados de su libertad. Los secuestradores intentaron huir después de ver los elementos policiales, pero sólo uno pudo ser capturado al fallar en su intento de escape.
“Uno de los presuntos secuestradores fue capturado cuando intentaba escapar portando un arma neumática tipo revólver con la que habría intimidado a los tres trabajadores de la salud. Este hombre, quien tiene anotaciones por extorsión, fue dejado a disposición de la Fiscalía”, añadió la Policía Metropolitana de Barranquilla.
Finalmente los tres trabajadores de la salud fueron liberados después de tres fatídicas y angustiantes horas, pero sin duda jamás olvidarán que fueron engañados y utilizados por personas sin escrúpulos cuando se encontraban en pleno ejercicio de su labor médica atendiendo el llamado de personas que solicitaban una prueba de Covid-19.
Ese es el precio que pagaron por prestar su labor y por buscar prestar sus servicios de salud, más aún por querer ayudar a detener la propagación de la enfermedad en lugares alejados de los cascos urbanos como es el caso del corregimiento de Juan Mina. Hoy en día los trabajadores de salud no sólo deben sufrir la indiferencia del Estado, sino también la malicia de la gente que sólo busca aprovecharse de su humildad y entrega hacia la labor para perjudicar a cientos de familias que dependen de los empleados sanitarios. Son heridas que, quizá, nunca sanarán y, en cambio, vivirán con aquellos tres empleados para siempre.
Foto: Adobe Stock
Por: Prensa Oficina de Comunicaciones
Federación Médica Colombiana
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