“Velamos por la profesión médica, por su ejercicio ético en condiciones laborales dignas y justas y por
la salud de los colombianos”.

Artículo 3º. Estatutos. Capítulo I

Órgano asesor y consultivo del Estado en materia de salud pública desde 1935 (Ley 67 de 1935 y Ley 23 de 1981).

Preocupación por los riesgos de una tendencia que empieza a ser creciente en Colombia.

Me da miedo vacunarme, no me insistan, déjenme así”, le dice Gloria Moreno – de 67 años- a su hija que acaba de ser vacunada en Bogotá y que considera que- después de 2 meses de ruegos-su batalla a favor de que su mamá una hipertensa controlada se inmunice contra el covid-19, está perdida.

Más que una anécdota familiar, esta situación que se repite tiende a incrementarse, no solo en el país, sino en muchos lugares en los que la reticencia en todas las edades a aplicarse las vacunas amenaza con erosionar de manera grave la estrategia más consistente para atajar la pandemia.

Basta ver por ejemplo que en Colombia a pesar de los esfuerzos, una buena parte de la población en riesgo no se ha inmunizado, al punto que entre los 50 y los 54 años, menos del 40 por ciento ha recibido sus esquemas completos; entre los 50 y los 59 años, algo menos de la mitad; lo mismo que entre los 60 y los 64 y entre los 65 y los 79 años, apenas se alcanza al 51,5 por ciento.

Gerson Bermont, Director de Promoción y Prevención del Ministerio de Salud, frente a este panorama dice que en términos de vacunación, el país va bien en mayores de 50 años, pero no es suficiente, porque aún existen 3,9 millones de personas por encima de esta edad que no han acudido a vacunarse, lo que se convierte en un riesgo no solamente para ellos, dado que acumulan el mayor número de comorbilidades, sino que también causan afectación a la comunidad, porque limitan la posibilidad de alcanzar la inmunidad de rebaño.

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Para ratificarlo, Bermont asegura que el 75 por ciento de los ingresos a UCI y de los fallecimientos por covid-19, corresponden a personas sin vacunar. Y si bien califica estos efectos como lamentables y un reto como lamentables, una mirada de la situación en países con mayores avances en sus planes de vacunación, muestra resultados más complejos.

El gobierno de los Estados Unidos dijo esta semana que la totalidad de las muertes por covid-19 en dicho país en Junio se produjeron entre personas no vacunadas y que los datos sugieren que durante el último semestre casi todas las muertes en el marco de la pandemia tuvieron las mismas características.

Es realmente triste y trágico que la mayoría de estas muertes sean evitables y prevenibles “, dijo Anthony Fauci, Director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EEUU y asesor de la Casa Blanca.

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El asunto es tan serio, que William Schaffner, profesor de la División de Enfermedades Infecciosas, de la Universidad de Vanderbilt, calificó a las personas no vacunadas como posibles fábricas de variantes del SARS Cov-2, porque entre más personas sean susceptibles de infectarse, más oportunidades tiene el virus de multiplicarse y de paso generar mutaciones que al sumarse favorecen el origen de formas más agresivas y mortales.

Las razones

Fauci llama la atención en que resulta paradójico tener las herramientas para enfrentar la pandemia y a su vez la negativa de quienes se benefician para usarlas. Sin embargo, el rechazo a los inmunobiológicos no es nuevo, sino que de acuerdo al salubrista Pedro León Cifuentes, está soportado en causas que la coyuntura actual ha tornado más evidentes.

Por un lado, dice el salubrista, están las corrientes antivacunas que con el advenimiento de las redes sociales hoy impactan en más personas, por otro, dudas sobre los efectos secundarios a largo plazo, fundadas en la rapidez con la que se desarrollaron, posibles alteraciones a la fertilidad, datos infundados sobre el ADN, implantación de chips en el organismo y razones que van desde considerar que si se está sano no es necesario vacunarse, hasta aquella que asegura que la vacunación de otros termina por favorecer y ellos no lo hacen.

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Y aunque todo lo anterior ha sido rebatido, el Psiquiatra Rodrigo Córdoba, manifiesta que los temores naturales promovidos por la incertidumbre, derivada de la misma pandemia, en muchas personas son superiores a una falta de pedagogía y empatía, evidenciada en algunas autoridades y en fuentes expertas que se han limitado a proyectar elementos técnicos y científicos que en ocasiones terminan por confundir a la gente que queda en manos de grupos con intereses contrarios al bienestar individual y colectivo.

A la hora de cuantificar estos efectos, vale la pena referenciar un análisis hecho por la firma Neo Consulting en algunascapitales latinoamericanas, que evidenció que en Bogotá, el 32 por ciento de los encuestados dijo que definitivamente no se vacunan contra el covid-19. Por su parte, Elizabeth Beltrán, experta en salud pública, asegura que en la población joven, estos porcentajes desafortunadamente tienden a ser mayores, bajo la falsa premisa que el riesgo de enfermedad grave y de muerte es patrimonio de adultos mayores, desconociendo de tajo la capacidad que tiene no solo de infectarse, sino de promover la transmisión del virus.

Preocupación mayor

El fenómeno empieza a generar reacciones en gobiernos como el francés, en el que el Presidente Emmanuel Macronlanzó advertencias directas a quienes se niegan a vacunarse, además de medidas restrictivas para ellos.

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“Estoy a favor de la línea francesa ahora mismo. Yo no tengo ninguna intención de sacrificar mi vida, mi tiempo, mi libertad y la adolescencia de mis hijas, así como su derecho a estudiar adecuadamente, por quienes se niegan a vacunarse. Esta vez se queda usted en casa, no nosotros”, dijo Macron a la par que se negó el ingreso de quienes no certifiquen la inmunización contra covid-19 a restaurantes, cafés (a partir de agosto), ( cines y museos ) a partir del 21 de julio y subirse a aviones o trenes, (desde principios de agosto.

Alternativamente, todos los franceses podrán presentar una prueba PCR negativa que dejó de ser gratuita y exigió como obligatoria la vacunación para todo el personal médico y quienes trabajan en contacto con personas que requieren ayuda.

“Desde el 15 de septiembre, una enfermera que se haya negado a vacunarse, ya no podrá ir a trabajar y recibir salario”. No podemos hacer que quienes tienen el sentido cívico de vacunarse, aporten la carga de los inconvenientes, remató el Presidente francés, quien agregó que es consciente de lo que se está pidiendo y espera que la población esté lista para este compromiso que debe ser parte del sentido del deber.

La reacción a las advertencias, según José Vicente Blanco, médico colombiano residente en París, generó 2,4 millones de solicitudes de citas para vacunarse. “Es claro que si bien vacunarse no es obligatorio, las limitaciones para actuar en sociedad si no se realizan, se convierten en un estímulo para que la gente entienda que protegerse es un deber, si se quiere vivir en sociedad “, dice el médico.

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Joe Biden basado en el impacto que esto tiene en Estados Unidos, dijo el viernes “por favor vacúnense ahora, funciona. Es gratis y nunca ha sido más importante”, en una especie de clamor que fue replicado por todas las organizaciones académicas y científicas de dicho país.

Gerson Bermont frente a los 3,9 millones de personas mayores de 50 años que no se han vacunado, manifiesta que algunos están en la Colombia profunda y que el Ministerio de Salud tiene como reto mirar a ellos. “Lo mismo que se les garantizarán las facilidades a todos aquellos que quieran vacunarse, pero que tengan algún obstáculo” y llamó la atención a los hijos que basados en ideas erróneas que circulan por las redes, impiden que sus mayores se vacunen, vulnerándoles incluso el derecho a su salud y la vida. “Nuestra tarea como ministerio es facilitar la vacunación masiva para los grupos de edades que faltan, hay que persistir en una búsqueda activa y nominal de cada persona mayor de 50 años y mayores de 12 años con comorbilidades”, remató Bermont.

“La alcaldesa Claudia López, al observar la disminución en el ritmo de vacunación en Bogotá, expresó que “no hay derecho a que tengamos instalados, pagando, el terreno, puestos de vacunación que podrían poner hasta 100.000 vacunas al día y estemos aplicando en promedio 35.000, porque la gente no asiste a vacunarse” y dejó clara su solicitud de abrir la vacunación para todo el mundo, bajo la concepción de que el que quiera, de cualquier edad, que se vacune ya.

“Entender la vacunación contra el covid-19 como un acto de solidaridad que beneficia a todos por igual, debe ser otra enseñanza de la pandemia”, remata el Psiquiatra Córdoba.

Por: CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ  Editor de Salud
Tomado de: Eltiempo.com