A principios de este mes Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, publicó un trino que podría darles un giro, una vez más, a las condiciones que existen para viajar a otros países. Durante el mes de marzo, escribió, la Comisión trabajaría en la propuesta para crear un “Pase Verde Digital” que, en palabras simples, no es más que un pasaporte digital que busca garantizar dos cosas: que los viajeros que ya han sido vacunados tengan un documento para probarlo y que los que no han sido vacunados oficialicen que viajan con una prueba COVID-19 negativa.
La propuesta no demoró mucho en consolidarse. El pasado miércoles, 17 de marzo, el “Pasaporte europeo de vacunación”, como también le han apodado, fue aprobado por la misma Comisión, por lo que solo faltaría que tanto los gobiernos de Europa como del Parlamento Europeo le den luz verde. La lógica detrás de la iniciativa es sencilla: lograr que, para el verano europeo, que se da a mitad de año, los turistas de este continente puedan viajar con más tranquilidad a otros países y no se pierdan los millones de euros que produce este sector económico durante una temporada clave -solo en España el turismo puede aportar hasta el 14 % el PIB-. “Queremos ayudar a los Estados miembros a volver a la libertad de movimiento de forma fiable”, dijo Von der Leyen en una rueda de prensa.
La idea, sin embargo, no ha caído bien en el mundo. Si el coronavirus ha acentuado algo es la brecha entre los que más dinero tienen y los que menos, por lo que varios expertos piensan que tener un “pasaporte COVID-19” llevará a aumentar la inequidad. El doctor Deepti Gurdasani, epidemiólogo clínico de la Universidad Queen Mary of London, por ejemplo, le aseguró a CNBC que, con el actual escenario, este documento lo que haría es “discriminar aún más a las poblaciones vulnerables”.Además, si se piensa en un mundo futuro donde este pasaporte sea una exigencia internacional, los territorios del sur llevarían las de perder, pues vale recordar que hasta el día de hoy los países de África y Latinoamérica, a excepción de Chile, son los más quedados en el esquema de vacunación contra el COVID-19. En Colombia, por ejemplo, para el 23 de marzo de este año, apenas se han aplicado 1’238.259 dosis.
Para otros, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la preocupación frente al “pasaporte del coronavirus” está dirigida a que aún son muchas las incógnitas que existen frente a la vacunación contra el COVID-19. En enero de este año la OMS advirtió que por lo menos aún no estamos en condiciones de implementar este tipo de documentos, pues “todavía existen incógnitas críticas con respecto a la eficiencia de la vacunación para reducir la transmisión y la disponibilidad limitada de vacunas”.
Pese a esto, son varios los gobiernos que ya están hablando del tema. Grecia y España, por cuenta propia, han considerado abrir corredores aéreos para personas del Reino Unido y de Israel que quieran visitarlos, siempre y cuando estén vacunadas. Por su parte, Estados Unidos, según ha revelado el periódico The New York Times, son varios los estados, aerolíneas y compañías de tecnología que están presionando a la administración de Biden para que cree un estándar federal para pasaportes de vacunas.En Colombia, en palabras de Julián Fernández, director de Epidemiología y Demografía del Ministerio de Salud, la medida solo se tendría en cuenta mientras cumpla tres condiciones: la primera es que exista un acceso equitativo de vacunas, ya que de lo contrario se generarían desigualdades y restricciones de movilidad para personas de bajos ingresos; la segunda es que se hagan acuerdos entre países en el marco del Reglamento Sanitario Internacional, y, la tercera, es la estandarización internacional de carnés de vacunación.
“Es probable que esa medida sea considerada en algún momento, pero tiene que hacerse un acuerdo internacional o regional para su implementación. Además, es probable que más países lo hagan de forma unilateral, pero Colombia debe considerarlo en un marco de cooperación internacional, articulado y considerando el avance en el Plan Nacional de Vacunación en el país y en el mundo”, sugiere.
Empacar un carné de vacunación contra el COVID-19 puede ser una realidad que debamos vivir a futuro, y no sería la primera vez que esto pasa. Actualmente, uno de los documentos de viaje más conocidos es el Certificado Internacional de Vacunación o Profilaxis, creado por la misma OMS para evitar un mayor contagio de enfermedades como el cólera, la plaga y la tifoidea. Pero la luz para el pasaporte COVID-19 podría estar lejos.
En un editorial publicado por la revista Science , firmado por los profesores Christopher Dye y Melinda Mills, ambos de la Universidad de Oxford, se concluye lo siguiente: “La elección sobre cómo se utilizan los pasaportes debe basarse en una ciencia ejemplar, tecnologías apropiadas y un uso justo para todos”.
Por: Redacción Salud
Tomado de: Elespectador.com
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