“Velamos por la profesión médica, por su ejercicio ético en condiciones laborales dignas y justas y por
la salud de los colombianos”.

Artículo 3º. Estatutos. Capítulo I

Órgano asesor y consultivo del Estado en materia de salud pública desde 1935 (Ley 67 de 1935 y Ley 23 de 1981).

En los estratos más bajos de Bogotá, o en barrios donde las personas poseen un menor nivel educativo o consideran que sus condiciones generales de vida son regulares o malas, se presenta una mayor prevalencia (número de casos) de esta enfermedad.

Estos factores pueden estar relacionados con situaciones puntuales como la inseguridad en los barrios, la falta de tiempo para desarrollar actividades o ejercicios físicos, o el acceso fácil a comidas procesadas, debido a la urbanización.

Por otro lado, en los entornos de viviendas de estrato 4, 5 y 6, de un nivel de educación superior y donde participan en eventos de prevención y promoción de la salud, se presenta una menor prevalencia de la enfermedad.

Así lo resalta la investigación del médico Juan José Duque Ramírez, magíster en Salud Pública y especialista en Endocrinología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

El estudio contó con una muestra de 10.000 individuos pertenecientes a la base de datos de la Encuesta Multipropósito del DANE de 2017, ya que incluía diferentes variables demográficas, de salud y seguridad, entre otros. Se analizaron los datos socioeconómicos y referentes a ingresos, además de preguntas de corte cualitativo, como condiciones de vida y percepción general de la pobreza y solvencia de ingresos.

“A pesar de todos los esfuerzos que han hecho los Gobiernos en el mundo, se ha observado que la prevalencia de esta enfermedad ha venido en aumento en los últimos años en países desarrollados y de ingresos medios. Además, se ha demostrado que la pobreza, la dificultad de acceso a comidas saludables y la urbanización aumentan el riesgo de padecerla, por eso quisimos estudiar esos factores desde el ámbito local”, detalla el investigador.

En su estudio, el magíster exploró datos de fuentes secundarias recogidas por entidades como el Ministerio de Salud y Protección Social y el DANE.

Según el Minsalud, 3 de cada 100 colombianos tiene diabetes mellitus. No obstante, se estima que el número real es mucho más elevado, y que 1 de cada 10 personas en Colombia sufre de esta enfermedad, lo cual se debería a que casi la mitad de los individuos con esta patología no saben que están enfermos.

Mejores entornos

Para el investigador, el Gobierno debería tener en cuenta estudios como el suyo en temas de política pública, de manera que se puedan priorizar y fortalecer los esfuerzos para la prevención de la diabetes, mediante, por ejemplo, la regulación de zonas seguras para los ciudadanos y un mejor y más fácil acceso a alimentos no ultraprocesados.

“Las recomendaciones sobre el cuidado y la prevención de enfermedades no transmisibles como la diabetes siempre serán las mismas, como una sana y balanceada alimentación, el ejercicio y la actividad física. Sin embargo, si el entorno no favorece las condiciones para que todos los ciudadanos puedan tener estas alternativas, las demás medidas irán fracasando”, sostiene el magíster de la UNAL.