La muerte del médico antioqueño Óscar Alfonso Pastrana, ocurrido el pasado 13 de diciembre, en Bogotá, sigue siendo un misterio.
De acuerdo con las autoridades murió por un paro cardiorespiratorio pero su amigo, Sergio Mesa, investigador asociado de Corpades, atribuye que él sufría un “deterioro físico y mental”, producto de las amenazas que tenía.
Todo comenzó cuando el anestesiólogo comenzó labores en el Hospital de Caucasia César Uribe Piedrahita, entre 2017 y 2018. Lo que se convertiría en un trabajo con su comunidad en donde pasó su infancia y adolescencia, aunque nació en Tarazá, se convirtió casi que en un infierno.
Según relata Mesa, el médico descubrió una serie de hechos de corrupción que hicieron que la falta de pago a sus empleados solo fuera la punta del iceberg.
“Él conoció los nexos entre las directivas del hospital”, dijo Mesa, explicando que, según él, hay una conexión de corrupción entre el llamado ‘clan Rodríguez’ y el actual alcalde de Caucasia, Félix Olmedo Arango, quien era el subdirector científico del hospital, además del Sindicato de Trabajadores de la Salud (Sintrasant).
Al parecer dicho sindicato, dice Mesa, suplantó nombre de médicos para institucionalizarse oficialmente y tuvo malos manejos de dineros. El joven médico de 35 años denunció esto ante las autoridades , pero según Mesa, no lo escucharon. Luego renunció y llegaron las amenazas en 2018 a este galeno, graduado como médico general de la Universidad de Antioquia y como anestesiólogo de la Universidad del Rosario.
En su cuenta de Twitter, el anestesiólogo denunciaba la situación:
ncluso, el 15 de octubre publicó en su perfil de Facebook su indignación porque sus excompañeros del Hospital de Caucasia protestaban en la sede de Sintrasant ante la falta de pago de sus nóminas.
Ese día escribió: “Esta es la casa de familia donde funciona Sintrasant, ahí estaba Yasenis Luna, la secretaria del sindicato, ella recibía las órdenes de Félix, él le decía cuándo y cuánto tenía que pagar, también cómo hacer las glosas y retenciones como estampillas, administración etc, decenas de formas de robarse la plata de los médicos, enfermeras e instrumentadores. Aún no entiendo por qué esa gente no está en la cárcel”.
Luego Pastrana trabajó en la Clínica Nuestra, sede Ibagué, en donde tuvo problemas con su contrato y lo mismo sucedió en la Clínica Los Rosales, de Pereira, en la que también se enfrentó a un caso por su trabajo, debido a que adquirió covid-19 y fue suspendido su contrato, aunque en dicho centro especificaron que fue simplemente una terminación del tiempo laboral.
Así, finalmente, el anestesiólogo llegó a Bogotá a la Clínica Los Nogales. Pero el 13 de diciembre su vida se apagó.
“La Fiscalía debe determinar qué fue lo que produjo el paro cardiorespiratorio”, concluye Mesa sobre el final de la vida de su amigo.
Foto: Cortesia Ciudadana.
Tomado de: Eltiempo.com
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