Hace ya mas de un siglo el médico cubano Carlos Finlay le dio a la humanidad la clave para combatir a una de las enfermedades tropicales mas mortíferas, la fiebre amarilla. El descubrimiento permitió a los médicos arrancar a los brazos de la muerte a miles de personas y controlar tan terrible enfermedad. Pero mientras esto ocurrió, miles de trabajadores del canal de Panamá fueron presa de ella. El Dr. Finlay observó que se presentaba solamente en personas expuestas a un mosquito identificado como Aedes egipty, con lo que dedujo que este debía ser el vector transmisor de la enfermedad, puesto que no la adquirían las personas que estaban en contacto con enfermos bajo condiciones de aislamiento ambiental y no establecían contacto con el insecto.
Este aporte ejemplar se convirtió en símbolo representativo de lo que es un médico: observador, investigador, cuestionador y proveedor de soluciones a los problemas de salud. Y es eso lo que los médicos de Colombia debemos y queremos ser hoy mas que nunca, y continuar siéndolo por siempre.
En la situación actual que vivimos, de gran inquietud, cuestionamiento, protesta y movilización social, los médicos, junto a toda la población, debemos mantener la meta esencial para avanzar hacia la solución de la problemática de salud en todos los aspectos: social, sanitario, económico, financiero, laboral y de políticas de Estado en materia sanitaria. Y para eso tenemos un instrumento incontrovertible, no negociable, que hay que hacer valer, cual es la LEY ESTATUTARIA DE SALUD o Ley 1751 de 2015. Ella contempla todos estos aspectos y otro determinante por su esencia: la AUTONOMÍA MÉDICA. Sin ella no hay posibilidad de que un sistema de salud cumpla con su objetivo humanista. Sin ella la salud queda a merced de los intereses de terceros. Sin ella las personas pierden a su aliado principal para recuperar su salud cuando enferman o para prevenir las enfermedades. Sin ella la investigación médica se dirigirá casi toda, si no toda, a hacer descubrimientos para vender y obtener mas lucro. Sin ella las personas pasarán a un segundo plano y los indicadores de salud seguirán rigiéndose por los indicadores financieros del sistema de salud, como ya ocurre en Colombia.
Por eso convocamos a que este DÍA PANAMERICANO DEL MÉDICO sea el día en el que cada médico, cada organización médica, científica o gremial, adopten a la LEY ESTATUTARIA DE SALUD como su norte para funcionar y continuar existiendo. Hacerlo nos permitirá ver que allí están planteadas gran parte de las posibles soluciones al problema de la salud de los colombianos en general y de los trabajadores de la salud en particular.
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